Hardy Candy de Brian
Nelson, adaptación Luis Mario Moncada y dirección de Anilú Pardo y Mario
Maldujano
Un tema cada vez más presente, no
porque no haya pasado antes, sino por la velocidad por la cual se transmite la
información es más rápida.
Los 16 años es una etapa de
búsqueda el punto medio entre el niño y el adulto, de buscar y encontrar en esa
transición y un fotógrafo de 35 años es la historia que actualmente comienza
como muchas a través de internet.
Pero la historia de una amistad
comienza en revelar profundos secretos sobre el fotógrafo, ojo en cada detalle,
el uso del video completo y contextualizar la historia.
Una pantalla frontal y el fondo
sirven a manera de pantalla, un tema serio, que lo vincula a una imagen que
provoca un final estremecedor, donde la tortura psicológica nos revela algunas
sorpresas.
Con las actuaciones de Tessa la,
Arap Bethke e Isha Oropeza, esta obra va subiendo de tono según va
concurriendo, actualmente sabemos que hay una especie de policía cibernética
que trabaja muy bien hasta donde tenemos entendido también en México, aquí se
refleja un problema muy conocido la desaparición de personas, hasta dónde es
válido el uso de internet para interrelacionarse con los demás sin caer en los
peligros que se están viviendo, qué tan preparados están aquellos que utilizan
este medio para poder diferenciar, aquí entra un poco lo que ocurre aquí en
esta puesta donde una supuesta jovencita de 16 años, inocente, cándida empieza
a tener un manejo muy interesante con este fotógrafo que nunca se imagina por
dónde irán las cosas, llegando a unos extremos de algunas obras que nos
recuerdan a Richard Viqueira por la crueldad entre otros.
La transformación de este
personaje femenino y cómo a través de mucha astucia va doblegando al masculino
llegando a extremos dónde el mismo fotógrafo va perdiendo ese aparente control
de la situación debido a la astucia de esta “muchachita”, que por cierto solo
dice quién es realmente en una de las últimas escenas, pero como hemos dicho
aquí cada detalle cuenta, cada frase, así como la preparación física de ambos
actores que les permite aguantar el ritmo y el trazo escénico tan importante
para entender la historia.
Con un escenario con un piso que
requiere del cuidado de los actores para no caerse debido a que no es plano,
con el uso de muy poca escenografía como una mesa con usos muy interesantes, un
sofá, una pequeña barra de restaurant y dos muebles con cajones, sin dejar de
mencionar una silla con ruedas, nos habla de una maestría para no solo tener transiciones
totalmente limpias, sino el llevarnos de un sentimiento a otro sobre todo
cuando las escenas son realmente crueles.
También aquí está como factor
importante la historia de una menor de edad con la cual el fotógrafo tuvo
relaciones, misma que sin aparecer así como las fotos de las modelos menores de
edad, ayuda a entender la escena final.
La forma en que esta “muchachita”
va descubriendo las cosas y va desarmando a este fotógrafo debería de servir de
alerta sobre todo cuando en ocasiones las cosas ya no pueden evitarse.
Sentimos que es una obra que debe
presentarse en el teatro escolar sobre todo a nivel de preadolescentes y
adolescentes.
Lo único que podemos decir es que mantiene la atención
de los ahí presentes donde como se ha recalcado en esta crónica cada detalle es
importante, los invitamos de verdad a conocer esta puesta los viernes a las
19.00 y 21.15 horas, los sábados a las 18.00 y 20.30 horas y domingos a las
18.00 horas en el Teatro Helénico en Revolución 1500.
Esther Zychlinski y Zvi Ziman
Abril 29 del 2013